Es todo un privilegio que estemos en contacto a través de este medio. Consciencia es quizá uno de los mayores misterios de la vida. Mientras escribo esta ocurriendo y aunque la mayor parte del tiempo vivimos como en transparencia, algunas veces tenemos como momentos muy especiales en los cuales nos damos cuenta de que no somos solo un montón de células en una maquina biológica.
Si preguntamos a la ciencia sobre la vida o la muerte, nos darían respuestas como que la muerte es la cesación de toda actividad cerebral. Y aquí ya tenemos un gran reto, sera que es eso la vida? solo actividad cerebral?
Creo que uno de las limitaciones es pensar que la consciencia es el resultado de la actividad de nuestro cerebro y que allí es donde se origina. Lo que estoy proponiendo no es negar que el cerebro tiene una participación en este fenómeno, sino que no es la fuente. Para poder entender mejor se podría usar la analogía de las telecomunicaciones modernas. Un televisor no es el origen de lo que esta proyectando, y esto lo podemos entender todos. Si apagamos o destruimos el aparato o lo descomponemos, si bien no podemos ver la imagen, sabemos que no hemos acabado con las ondas de transmisión. Las ondas electromagnéticas están presentes en todas partes, aunque no tengamos un aparato para verlas o un televisor para interpretarlas.
De la misma forma, cuando nuestra maquina biológica se destruye, solo dejamos de proyectar lo que viene de la fuente, pero esta permanece allí, lista para ser interpretada o sintonizada.
En opinión este paradigma esta en la base del problema que enfrentamos como sociedad y a nivel individual. Hemos perdido la conexion con el dominio espiritual y como consecuencia de estar desconectados pensamos que somos maquinas que producimos consciencia en lugar de darnos cuenta que es justamente lo contrario. La consciencia nos precede y de ella damos cuenta por estar experimentando el vivir en este cuerpo maravilloso. Somos conciencia experimentando la vida biológica. Estamos en una jornada que no sabemos cuanto nos durará, pero el estar aquí y ahora nos permite ver una puesta del sol y contemplar su belleza, o abrazar a un árbol o a un amigo, o escuchar la sonrisa de un bebe.